Publicado originalmente por Mario Ballesteros en Facebook
Pues ya se armó la controversia #PabellónEco2016. A diferencia del fiasco del concurso “desierto” de hace algunos años, me parece ahora una controversia sana. El proyecto ganador de Aprdelesp le está sacando salpullido al mundititito de la arquitectura en la CDMX. No es la primera vez que escucho lo de “¿no nos estarán tomando el pelo?” (¿verdad, Guillermo González…?) El tremendo Victor Alcérreca hizo, como acostumbra, una crítica filosa y despiadada del proyecto en portaVOZ: http://www.portavoz.tv/8881-2/ a la que los chavales de APRDELESP responden en su microsiotio del “parque” El Eco acá: http://parqueeleco.com/respuesta-al-articulo-una-broma-liq…/.
Dos visiones divergentes sobre lo que es o no es diseño, lo que es o no es arquitectura, lo que es o no es serio, lo que es o no es humor, lo que es o no es experimental, lo que es o no es “emocional”.
Por mi parte, difiero de la postura implacable de Víctor. Yo sí encuentro belleza en el gesto de meter al patio del Eco un asador y una alberca inflable. Yo sí encuentro poesía en ir al Costco a comprar los materiales para construir el pabellón, y no tener que soportar otro proyecto escolar queriendo expresar lo sublime con maderitas o rampitas o bloc de concreto en un ejercicio puramente formal y contemplativo. El gremio de la arquitectura en nuestra ciudad no sólo es solemne y ceremonioso como afirma Víctor, sino casposo, ensalzado, excluyente, elitista y de hueva.
¿Por qué no una carne asada, si como nos recuerda Alcérreca el Eco ya fue teatro, cabaret, escenario, desecho? ¿Por qué no abrir las puertas del museo como hacen los chicos de Aprdelesp –vecinos del Eco y conocedores de las dinámicas del barrio– cada jueves en su mueblería/paletería/karaoke, a la gente común y corriente en lugar de sólo convocar a artistas, arquitectos e intelectualoides?
Para mí el proyecto del #ParqueElEco es una invitación, es iconoclastia niveladora. También para eso sirve la arquitectura. ¿Se devalúa la arquitectura cuando se rinde al populacho, al relajo, al trolleo? ¿Aprdelesp se está rebajando a las técnicas ínfimas del márketing callejero –sin las edecanes– o reapropiándose de gestos y formas de hacer secuestradas por el BTL pero que de hecho son formas primigenias de acercarse, reunirse, “hacer comunidad”, y por tanto, arquitectura? ¿Qué es lo que Aprdelesp nos quiere vender?
A mí me encanta que estas preguntas circulen, y que ni uno ni otro lado se lo tome a la ligera (de la forma en que seguro reaccionarán la mayor parte de la gente, en automático, a la usanza tan común en México de confundir crítica con criticar, asumir una postura inmediata de megusta o nomegusta). Los Aprdelesp han estado ocupados en los últimos meses (todo maniáticamente documentado en su sitio web insondable: http://aprdelesp.com/) y su proyecto para El Eco no es un “one-liner” como opina Víctor, sino uno de entre muchos “casos de estudio” donde prueban, con mayor o menor éxito, los límites y las posibilidades para el ejercicio de una arquitectura que no tiene pretensiones ni artísticas ni heroicas.
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